viernes, 31 de agosto de 2007

3 - Revés

(Estimado lector: Es necesario que cuando usted lea estos párrafos, lo haga imaginando la voz del poeta Toyos y de fondo la cumparsita. Es posible que así este asunto tenga algo de sentido.)

Amor furioso, que te encaramastes
Atroden mismo de mi baso.
Porque del corazón ya no me queda
Ni aurícula ni válvula que pueda amar.
Diosa fortuna, prienda esquiva
Me has dejado otra vez mas a la deriva
Mantantirulirulá.

Riansén eternos críticos que juzgan la poesía porque no pueden hacer otra cosa que eso con ella. Yo seguiré encontrando versos porque buscándolos me va la vida y me importa tres carajos lo que de ellos digan.
Bueno, pero volviendo al asunto aquel de la chiquilina en el Peral; la mina había entrado al baño y yo whiscardo va, aceituna viene, me doy cuenta que -a juzgar por la cantidad de carozos que había en el platito- demoraba más de la cuenta. “Raro..” dije para mis adentros pero bue, hay gente que necesita tiempo en el baño, vaya a saber, quizás mis ardides de seducción comenzaban a hacer efecto y la piba se estaba emperifollando para verse mejor. A mi esas cosas ni me van ni me vienen porque una trucha pintada no es lo que me emociona, yo me enamoro del alma. Un rato después en medio del sonido ambiente del Peral escucho algo, como un grito apagado...”uuudaaa”.... paré la oreja y me di cuenta que venía del baño, me acerqué a la puerta y pude oir que era ella pidiendo ayuda. La pobrecita había quedado encerrada adentro, claro esa puerta tendría un tiempo sin usarse y quedó trancada. Mujer en peligro, el escenario perfecto para el langa universal. “Perá mi amor, es una pavada, ya te abro...” y le daba al picaporte, pero en una, me lo quedo en la mano... ”abriime, la puta que te pariooooo!” se escuchó de adentro. Claro, estaria asustada.. y bueno, me la juego y le doy una patada a la puerta, de plancha, a lo mulethaler... no va y se rompe el durabor y paso la pata para el otro lado!...por el golpe la puerta se abrió conmigo enganchado, caí al piso y quedé acostado panza arriba. Desde el suelo vi como la mina, a punto de llorar de calentura, me pasó por arriba y me mandó a cagar. Arañando las baldosas y tratando de zafar el pie yo le gritaba “pará... no te vayas cosita, no te vayas, pedacito de melón con azúcar...”, pero no me sirvió de nada, la mina juntaba sus cosas y decía entre dientes “viejo papelonero...que mierrrda hago yo acá!...”
Me ayudaron a salir de la trampa y como quedé medio descuajeringado me sentaron en una silla. Por el ventanal la vi alejarse, caminando rápido. Sin dejar de mirarla le dije al ruso, “que se le va a hacer...no pintó como dicen ahora los jóvenes...y lo peor ruso....lo peor es que te juro ruso... te juro que sentí que esta mina era la posta posta... Yo te garanto que debo tener un gualicho..” el ruso, compadre en muchas, pierna en todas, fue hasta la barra y volvió con dos faroles del mejor importado. Nunca lo habia visto chupar, pero esta vez se sentó a la mesa conmigo y pasamos la tarde juntos, callados, libando el néctar y mirando hacia fuera, hacia la nada. El tiempo detenido, plomizo el cielo. Mantantirulirulá.