lunes, 28 de abril de 2008

6 - El bulín de la calle Basualdo

Yo vide una garza mora
dándole combate a un río
así es como se enamora
tu corazón con el mío

Capurro, barrio de repechos y bajadas, parque tallado en la piedra, la terraza soñada para el amor. Los tiempos han cambiado. De gurises íbamos al caer el sol, con alguna pebeta que andábamos dragoneando y esos balcones y escalinatas eran el aliado perfecto, desierto, oscurito y silencioso. Hoy la muchachada a lo sumo estaciona el coche en la callecita del costado, el parque está invadido por bandas de jipis que se endrogan y rompen todo. ¿A quién se le ocurría en mis tiempos darle mango a un bajorelieve por deporte nomás? El que hacía algo así al rato terminaba yendo solo para Millán 2515 y pedía la internación voluntaria. Es lo que yo siempre digo, los tiempos no avanzan ni cambian, se degradan. Allá arriba, en la calle que le da nombre al barrio, la escuelita, pública y vareliana parece la línea Maginot; pura alambrada y reja. Frente a ella pasamos, caminando Paulita y rengueando yo. El asunto había empezado chivo, (ver post anterior) pero ahora estoy en mi cancha, ahora soy locatario. Me muevo por Capurro como nada la tararira en la laguna. Como ni la mina, ni yo, teníamos un mango no había otro remedio que ir para mi bulín. Fue así que al rato estábamos franqueando el patio de Doña Ivonne, propietaria del terreno que al frente tiene su casa y al fondo mi bulo. Chirrió el portón y, al igual que todas las noches, me puteé a mi mismo por no aceitarlo. Arrancó el Circo Sarrasani:
“¡Tulio, viejo pedorro, no salís de acá hasta que no me pagués, van para 3 meses ya!” Y ya empezó a ladrar la Pandora. La tengo entrenada para que no ladre cuando llego, pero los gritos de la vieja la ponen nerviosa.

- Hoy le pido que me deje tranquilo Ivón, que vengo lesionado. – dije– creo que es abductor derecho... por lo menos esguince...

Mientras hablaba, le hacía señas a Paula para que me siguiera. La perra le saltaba haciéndole fiesta y la vieja seguía gritando atrás de la persiana. Apelé al mismo recurso evasivo de siempre, me puse a cantar “Madamme Ivoooone, la cruz del sur fue como un lirioooooo” bien fuerte para tapar sus gritos.

Patio de los de antes, baldosa amarilla rayadita, de las que se usaba para veredas, canteros cuadrados, quinta de 3 x 2 con alambrado bajito y parra. Aljibe tapiado. Al dofón, mi chorrán, totalmente realizado en bloque de primera, chapa arriba y hormigón abajo. No se precisa mas nada. Entre que yo rengueaba y la Pandora meta ladrar, Paula apuró la carrera y llegó primero a la puerta “Abrí nomás que yo no le paso llave ni le pongo candado...” dije. “...acá en el rioba si alguien se lleva algo es porque las cosas mías son de tod..” Me interrumpió ella, con un grito de película de Bela Lugosi. Claro, cuando entró, a lo oscuro se le vino al humo el gallo, que yo lo entro cuando me voy porque se vive peleando con la perra por la comida y después doña Ivonne me tira la bronca. “No te preocupés Paulita que es manso...”
Ya atroden, prendí la portátil como para que esta chiquilina fuera viendo las acomodaciones.

-“Poco a poco todo ha ido de cabeza pal empeño.” -dije citando al mago- De lo que me dejó mi vieja va quedando la mesa que no la vendo ni en pedo, un par de sillas y pará de contar. Pero yo no preciso más que eso, el catre, un silloncito y la cantora. ¿Querés que prenda la radio? Capaz que está el Tren de la noche o la Ronda de Sácara... yo no se porque a esta hora no escucho radio...

-No, dejá... escuchame....si tenés acá alguna moneda para prestarme para el ómnibus yo me voy yendo..

-No no no. -le dije con tono imperativo - Un taita de los de antes no deja que una mina se vaya sola. Pasás la noche acá y mañana será otro día.

-Que viejo trancahuevos. Bueno. La verdad es que si arranco andá a saber a qué hora termino llegando al centro, ni me vale la pena irme.

- Claro, escuchá... voy a preparar algo para comer. -dije esgrimiendo la alcuza y echándole un chorrito de alcohol azul al primus- Dejame ver si guardé alguna aguja porque hace tiempo que no lo uso y debe estar el oído tapado.

Por suerte tenía unos fideos en el armario. Saqué también dos vasos y un frasco donde tengo preparada caña con butiá. No soy nunca de pensar “Se me dio” por aquello de que la virgencita castiga la soberbia, pero tenía una mina en el bulín que se iba a quedar a pasar la noche, además de cena y chupi. Es como orejear y que la primera carta sea el dos de la muestra...